martes, 2 de septiembre de 2008

EL HIJO DEL DIABLO



Esta temporada Hollywood renovó su simpatía por el demonio. El estreno a nivel mundial del nuevo montaje de “El Exorcista”, sumado a los filmes que en los últimos años tuvieron al Príncipe de las Tinieblas como protagonista (El Abogado del Diablo, End of Days, Almas perdidas y La Novena Puerta , entre otros) le posibilitaron a la Industria una fecunda exploración acerca de las incertidumbres que conllevaba el cambio del milenio.
También hubo lugar para la parodia, como el Bedazzled ( Al Diablo con el Diablo). El humor también es el camino elegido en “Little Nicky”, en la que Adam Sandler interpreta al hijo del diablo, pero es incapaz de realizar cualquier acto de maldad. Debe abandonar su despreocupada vida en el Infierno para ir a Nueva York e impedir que sus hermanos causen el caos y la destrucción en la Tierra.
En su peregrinaje, Nicky conocerá el amor, compartirá el departamento con un homosexual reprimido, conseguirá dos ayudantes amantes del rock satánico y se adaptará a la vida de la gran ciudad gracias a los consejos de un bulldog que posee el don del habla y un apetito voraz por los placeres mundanos ( eso sí, mucho más simpático que los doberman que ayudaban a Damien en la saga de La Profecía).
Sandler, uno de los actores mejores pagos de Hollywood, ha recaudado 400 millones, sólo en USA y Canada sumando sus tres películas anteriores: Big Daddy, The Waterboy y The Wedding Singer.
Aún le falta consolidarse en Europa y en otros mercados, pero con Little Nicky cuenta con una propuesta digna de captar la atención del público ávido de buenas comedias.
“El Hijo del Diablo” es la película más irreverente y políticamente incorrecta que Sandler haya realizado hasta la fecha, contando con un presupuesto más generoso, trabaja con unos efectos especiales y un diseño de producción que se destacan dentro de lo que había sido su filmografía. Aparte se da el lujo de convocar a Harvey Keitel para que interprete al Demonio, lo que le permite a este actor neoyorquino seguir el camino de sus compañeros de generación Al Pacino, Robert de Niro y Jack Nicholson, quienes también experimentaron con este personaje tan jugoso para un actor. Por otra parte, como siempre, Sandler se acuerda de sus amigos,, varios de sus compañeros del programa Saturday Night Live cuentan con sustanciosos cameos y también son homenajeados históricos como Rodney Dangerfield y Henry Winkler. Asimismo merecen destacarse las actuaciones de Quentin Tarantino como un profeta ciego ( es notable la ironía de que un director de cine sea no vidente y que sea precisamente Tarantino quien haga de profeta, gracias a todos los imitadores y seguidores que convirtieron a sus películas en objeto de culto) y de Ozzy Osbourne, quien bromea sobre su legendaria costumbre de comer murciélagos... vivos.
Una divertida sátira social, con un ritmo incesante y una banda de sonido dominada por el rock pesado acorde a su temática, Little Nicky deslumbra por su generoso despliegue visual, sus atractivas descripciones del Cielo y del Infierno, por un variado grupo de actores que disfrutan plenamente del desafío propuesto y por los continuos gags que exigen un espectador atento y dispuesto a dejarse llevar por ciertos códigos relacionados con la cultura americana y con la televisión.
En su apuesta más ambiciosa y arriesgada ( de hecho en USA esta película no tuvo el éxito de sus predecesoras) Sandler demuestra ser un actor inteligente, dispuesto a derrotar los prejuicios de los críticos y de cierta porción del público, para consolidarse como unos de los comediantes más interesantes de su generación. El desafío pasará por lograr un humor cada vez más universal que complemente su indudable atractivo localista.
LEONARDO MARTINELLI

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